§ We came to this world to LIVE OUT LOUD!

Ahora tengo una perspectiva completamente diferente de la vida

Jun 25, 2019

Mientras me siento aquí en una silenciosa biblioteca en Lincoln, Massachusetts, me siento asombrada por el crecimiento y los cambios que han sucedido en mi vida en los últimos dos años.

En ese momento creí estar en perfectas condiciones de salud, hasta que fui a mi chequeo medico anual de rutina. El médico sintió una masa en mi tiroides, lo cual me llevó a innumerables exámenes y más exámenes.

Lo que siguió fue una pesadilla; seis meses de todo tipo de test y exámenes. Los médicos pensaron que tenía cáncer de tiroides, luego pensaron que era cáncer de pulmón, de piel e incluso pensaron que podía ser cáncer de seno o suprarrenal.

Afortunadamente, no encontraron ningún cáncer, pero si me dijeron que necesitaba una cirugía de corazón abierto en menos un año o dos, para arreglar una válvula de mi corazón que no estaba cerrando adecuadamente, lo cual he tenido por años. En ese momento tenia hijas muy pequeñas; no quería una operación de este tipo.

Recuerdo haberme sentido traicionada por mi cuerpo.

Había estado ejercitándome, comiendo saludablemente y cuidando mi cuerpo, mente y espíritu por los últimos 20 años. Había seguido mi más profundo y auténtico anhelo de una vida tranquila y con mucha aventura; por eso había mudado a mi familia de 5 a Sur América.

Esperaba salud a cambio. ¿Qué estaba pasando?, ¿porqué entonces mi cuerpo me estaba traicionando así?

Estaba tan enojada, pero sabía que debía hacer algo. Comencé a meditar y a limpiar mis bloqueos emocionales. Una amiga me sugirió que viera a una sanadora, la cual me dijo que mi corazón solo estaba abierto en un 46%. Si quería sanarme, debía ir a lo profundo y enfrentar el dolor del pasado que lo mantenía cerrado.

“Este trabajo no es para los débiles de corazón”, me dijo. Y no estaba tratando de ser graciosa.

Y no estaba bromeando tampoco.

Los seis meses siguientes fueron una montaña rusa de emociones, mientras sanaba recuerdos dolorosos  que mi cuerpo aun guardaba. Pensaba que ya los había procesado en las terapias que había tenido muchos años atrás, pero aparentemente, eso no había sido suficiente. Tenía que exorcizarlos fuera de mi cuerpo.

Y resultó que mi cuerpo sabía exactamente lo que necesitaba. Mi corazón comenzó a sanar. Puedes leer más sobre esa historia aquí. El elegante grupo de médicos en el mejor hospital de Boston no lo podían creer. Mi cardiólogo dijo algo como “No hay evidencia que apoye el que el corazón se sane solo, pero siga haciendo lo que sea que esté haciendo, porque claramente está funcionando“.

Dos años más tarde, ya no necesito ir al cardiólogo o hacerme un eco-cardiograma en mi chequeo anual a Boston.

Si miro hacia atrás, puedo ver como todo estaba perfectamente diseñado. Lo que se sentía como un muro in-quebrantable puesto por el universo frente a mi, realmente resultó ser un gran regalo.

Mientras sanaba mi corazón, tanto física como emocionalmente, comencé a experimentar más libertad, a fluir y a tener más alegría. No me había dado cuenta de cuanto me estaba  protegiendo a mi misma, hasta cuando comencé a remover esas capas de miedo que estaban alrededor de mi corazón.

Comencé a vivir de una manera aún más auténtica, a decir mi más alta verdad, a pedir aquello que necesito y a poner límites a las situaciones que ya no me aportan y a las personas que no me dejan con una sensación de ser amada y cuidada.

En ese momento pensé que mi cuerpo de 40+ me estaba traicionando. Ahora puedo ver que estaba sabiamente guiándome hacia el lograr sentirme completa, hacia la aceptación y el amor propio incondicional.

Ahora entiendo que mi alma me estaba rogando mudarme a un lugar con una vida más tranquila en Sur América, para que pudiera tener el tiempo de fluir y hacer un trabajo de sanación más profundo. Trabajo que literalmente me esta salvando la vida y me está permitiendo vivir esta vida en libertad y con más alegría.

Creo que a medida que nos acercamos a los 40, nuestros cuerpos ya no pueden tolerar cargar con lo que ya no necesitamos. Ya no toleran las mentiras que nos decimos a nosotros mismos para protegernos del dolor que se alberga en nuestro interior; mantener todo esto simplemente consume demasiada energía y el cuerpo dice: “ya no más”. Comienza a hablar en forma de molestias, dolores y enfermedades. A veces necesitamos ver ese muro aparentemente in-quebrantable frente a nosotros, en forma de enfermedad catastrófica o una enfermedad que nos asusta, para hacer un alto y poner atención.

Estoy feliz de haber puesto atención. (Bueno… mi cuerpo no me dio muchas opciones tampoco).

¿Así que…qué hay de ti?, ¿cómo te está hablando tu cuerpo?, ¿a qué aspecto de tu vida quiere que le pongas atención? 

Como siempre, me encanta saber de ti, así que siéntete en libertad de dejar un comentario abajo o búscame a través de mi correo natalie@nataliematushenko.com.

¡Feliz Martes!

 
xoxo,

Natalie

 

Share the post