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Si del cielo te caen limones, aprende a hacer limonada

May 28, 2019

¡No lo puedo creer! ¡Creo que me fracturé mi dedo meñique! ¡Y voy de salida a un viaje a Ciudad de México en menos de una hora!

Estaba corriendo por todos lados empacando para un viaje a Ciudad de México, por el que había esperado por meses, para visitar a una querida amiga de la universidad, cuando de repente tropecé mi meñique del pie contra el marco de una puerta y sentí un agudo y estremecedor dolor que me atravesaba.

Miré hacia abajo y vi a mi pequeño dedo del pié derecho en un raro angulo de 45 grados alejándose del resto de los dedos.

Nada bueno. Todavía tenía que terminar de empacar, un Uber que tomar hacia el aeropuerto en menos de una hora. Caminar me dolía.

Les ahorraré la historia de lo que pasó por la siguiente hora, pero es suficiente con decir que incluyó una bolsa de hielo, ibuprofeno y pegar mi pequeño dedo a su pariente más cercano para no terminar con un pie deforme que nunca podría hacer entrar en ningún zapato.

Me encontré en el aeropuerto, cojeando mientras halaba mi maleta y preguntándome  porque razón había pasado esto.

Y a decir verdad, estaba sintiendo bastante lástima por mi misma.

Este era el segundo viaje que hacia sola (¡en 17 años!) sin mi esposo o familia y mi amiga de la universidad y yo teníamos un ambicioso itinerario de subir las pirámides, explorar museos y galerías, caminar por calles antiguas  y participar en un tour de comida vegana.

¡HABÍA ESPERADO ESTE VIAJE POR  MESES! ¿Que podría ser más divertido que explorar una nueva ciudad con alguien que ha estado en tu vida por casi 30 años?

Y ahora estaba cojeando a través del aeropuerto a paso de tortuga, preguntándome si iba a poder hacer algo más que pasar el rato en su casa por los próximos 4 días.

Pero esto es lo que pienso: Yo creo que cada cosa (no importa que tan desagradable) pasa para generar el mayor bienestar, para que así podamos aprender las lecciones que estamos destinados  a aprender y evolucionar hacia la persona que estamos destinados a ser.

Así que, ¿cuales eran las lecciones a aprender?

La obvia:  VE MÁS DESPACIO.

He estado corriendo a 100 kilómetros por hora últimamente, mientras cuido a mi familia, cuido de la casa, mantengo mi negocio al día y demás cosas, haciendo el lanzamiento de un curso y reúno mujeres increíbles de todo el mundo para  hacer una cumbre virtual sobre la  Extraordinaria Vida Después de los 40.

Últimamente, no he estado “presente”, haciendo múltiples cosas TODO EL TIEMPO, escasa e impaciente con mis hijas y esposo y sin mucho tiempo para apoyar a mis amigas.

He tenido una lucha de toda una vida al querer siempre hacer demasiado. Y tratar de hacerlo siempre perfecto.

El Universo me estaba recordado a través de mi dedo fracturado que necesitaba bajar la velocidad y que al ESCOGER hacer demasiado, no estaba permitiendo mucha diversión o amor en mi vida.

Lo un poco menos obvio:  ENFÓCATE EN UNA COSA A LA VEZ.

Has notado alguna vez, que cuando estas tan ocupada que no puedes imaginar el incluir ni una cosa más y algo sucede de repente (un accidente o enfermedad), ahora lo que importa ¿no es atender el asunto en cuestión? ¿De alguna manera solo pones todo lo demás de lado y resuelves lo que necesitas?

En este caso, necesitaba dejar mi lista de cosas por hacer, lograr llegar al aeropuerto y una vez allí, ocuparme de mi pie. Tomé una bolsa de hielo y solo me senté allí, sin nada más que hacer y sin nada más en mi mente. NADA era tan importante como curarme… rápido.

Hay una importante sensación de paz interior que aparece al enfocarse solo en una cosa a la vez.

Esta parece ser una lección que debo aprender una y otra vez.

Así que, renové mi compromiso con una vida consciente. Haciendo una cosa a la vez, enfocándome en una cosa a la vez. Dejando ir el perfeccionismo. Sintiéndome BIEN con algo suficientemente bueno. Haciendo menos. Pidiendo más ayuda. Sintiendo más paz.

Lo menos obvio:  SOMOS NUESTROS SANADORES.

Mientras estaba en el avión, aún preguntándome como iba a ser el viaje, recordé a una increíble mujer que había entrevistado el día anterior para mi Cumbre de la Extraordinaria Vida Después de los 40, quien se sanó a si misma de una debilitante enfermedad que la tenía confinada a una silla de ruedas y luego de nuevo de un terrorífico accidente que la llevó al otro lado y volvió. Y LO LOGRÓ ENFOCÁNDOSE EN LA GRATITUD.

No es broma.

Ella recuerda estar acostada en el hospital con absolutamente todo su cuerpo con dolor y solo agradeciendo que sus pestañas no dolían. Comenzó a darse cuenta que a medida que se enfocaba en hacer una lista mental de cosas por las que estaba agradecida, una vez llego a casi 150, el dolor desapareció.

Seguro, mucho trabajo de sanación de otros tipos estuvo involucrado en su recuperación, pero esta mujer educada en MIT estaba tan impresionada por el poder y la energía de la gratitud para sanar, que desde entonces ha dedicado su vida a estudiar la espiritualidad, la energía y a su trabajo en manifestar milagros.

Al recordar aquella entrevista, comencé a pensar que si la gratitud pudo sacara alguien de una silla de ruedas, quizás podría ayudarme a comenzar a sanar mi dedo roto también.

Comencé a pensar por que cosas estaba agradecida. ¡Había tantas cosas! Lo mejor de todo es que cuando llegue a cerca de 30, mi pié dejó de doler.

Y entonces estaba aun más llena de gratitud por los regalos inherentes en todas las circunstancias.

Y con positivismo y esperanza. No tengo idea como va a resultar este viaje la Ciudad de México, pero tengo la sensación que va a ser bueno, con dedo roto incluido.

¿Qué hay de ti?, ¿Qué puedes aprender de las advertencias de la vida? 

Me encantaría saber de ti, así que siéntete tranquila de escribirme a mi correo natalie@nataliematushenko.com.

¡Feliz Martes!

 
xoxo,

Natalie

 

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