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El poder de las fantásticas hormonas
¡Las mujeres en sus 40s y más allá son fantásticas! ¡Y todo es gracias a nuestras hormonas!
Las hormonas femeninas tienen una mala reputación, especialmente cuando entramos en los 40s y la época de crianza comienza a finalizar. La sociedad nos dice que estamos cerca de cruzar la cúspide y que ya no somos sexualmente deseables para los hombres.
¡Yo digo que esto es pura mi*@da!
Los 40s y los años que siguen pueden ser los mejores de nuestras vidas si lo hacemos bien. (Los Franceses lo han sabido por siglos; ellos consideran a las mujeres maduras incluso más seductoras y sexualmente atractivas. Más que todo, porque ya casi no nos preocupamos por ser atractivas para los hombres; queremos ser atractivas por nosotras mismas y ser auténticamente nosotras, ¡Y eso es muy sensual!).
De echo, esta mañana escuche lo siguiente, de una increíble y sabia mujer, que esta en sus 70s: “En realidad con cada década se pone mejor y mejor. Si creces de manera consciente, todo se vuelve mejor, tu vida, tu carrera y tus relaciones“.
He escuchado lo mismo de incontables mujeres en sus 50s, 60s y más. Mujeres que respeto, admiro y que son como yo quisiera ser cuando envejezca.
Y todo comienza con nuestras hormonas.
He aquí la historia de las hormonas como yo la entiendo (No soy doctora, ni tengo alguna inclinación particularmente científica, pero he leído mucho sobre el tema y le doy crédito a la Dra. Christiane Northrop por la mayoría de lo que he aprendido acerca del rol de las hormonas en la vida de las mujeres):
Como todas sabemos, los estrógenos, nuestras principales hormonas femeninas, nos ayudan a quedar embarazadas y a cuidar de nuestros bebes. La otra función de los estrógenos es asegurarnos de que no nos “echen de la tribu“, de que nos comportemos bien con los demás; porque durante muchos milenios, las mujeres necesitaron la protección de un clan para sobrevivir y asegurarse de que sus hijos sobrevivieran.
Ser expulsado, porque andabas diciendo lo que realmente pensabas y molestar a todo el mundo, a menudo podía significar la muerte para una mujer y su descendencia. Por lo tanto, los estrógenos estaban allí, no solo para asegurarse de que quisiéramos hacer esos bebés y amamantar a nuestros recién nacidos, sino también para mantenernos a raya y ayudarnos a llevarnos bien con el resto de la tribu.
Puesto de manera simple, los estrógenos impulsan nuestro deseo de estar ahí para otros, incluso si esto implicaba comprometer nuestras propias necesidades para lograrlo. Nos limitamos a nosotras mismas para ser aceptadas, amadas y ganar la aprobación de los otros. Ponemos nuestras propias necesidades y deseos en último lugar y nos convencemos de que con esto estamos siendo buenas madres, esposas, hijas y amigas, al poner las necesidades de otros antes que las nuestras.
Nuestros propios deseos son simplemente “no una buena idea por el momento” o inconvenientes, o simplemente algo a lo que pondremos atención después, cuando los hijos crezcan, cuando nuestros esposos sean promovidos o cuando sus negocios despeguen. Dentro de poco, cuando todos los deseos y necesidades de los demás estén cubiertas.
No importa cuando parezca que nos rebelamos, en nuestro corazón somos generalmente “Obedientes buenas chicas”, no haciendo mucho alboroto para no ser poco atractivas.
¿Lo ves?, nuestras hormonas no saben aún, que una mujer de la actualidad puede mantenerse ella misma y a sus hijos; y que no tiene que preocuparse de ser expulsada de una tribu. Que ella puede crear su propia tribu de fascinantes mujeres, dispuestas a decir su verdad y a vivir sus vidas como creen que es lo que funciona para ellas.
Lo más increible es que no nos damos cuenta de nada de esto hasta que nuestras hormonas comienzan a cambiar en los 40s. Podemos percibirnos como mujeres empoderadas y sin embargo nos importa lo que piensen otros sobre nosotras, o hacemos mucho más de lo deberíamos por todos los demás.
Y entonces algo realmente sorprendente comienza a pasar al final de nuestros 30 y comienzos de los 40s; ¡todo comienza a importarnos poco!, o por lo menos no tanto como nos importaba antes.
En mi caso, todo esto un poco me tomó por asalto. De repente, las cosas que antes eran perfectamente normales comenzaron a fastidiarme o simplemente ya no parecían correctas.
Los “amigos” que no parecían dar apoyo o simplemente drenaban mi energía.
Lo cansada que estaba de ser voluntaria en el colegio de mis hijas.
La manera en que ambos, mi esposo y yo, sutilmente priorizamos su carrera, mientras yo recortaba mi trabajo al nacer mis hijas, mientras él trabajaba arduamente para proveer para nosotras.
Al principio me irritaba y luego comenzó a enojarme mucho. ¿Porqué no eran mis necesidades tan importantes como las de los demás?
Muy poco sabía yo en ese momento, pero mis estrógenos estaban bajando y mis lentes color rosa se estaban esfumando. Estaba comenzando a ver las cosas como realmente eran, a través de los ojos de mi fantástico y auténtico yo. La versión de mi que no estaba dispuesta a aceptar las excusas de mi “yo“ más joven.
En mis 30s todas mis excusas de por que “este no era el momento para mis sueños” se sentían validas y la estabilidad parecía más importante. Cuando llegaron los 40s, esa mi*@da simplemente no encajaba en mi vida.
Yo quería más que la vida que tenía. Y lo quería ya, pronto, mientras aún tenía mi energía y salud.
A medida que he trabajado con cientos de mujeres a lo largo de las últimas dos décadas, he comenzado a darme cuenta que estos cambios pasan casi como un reloj. Nuestras hormonas cambian y queremos más.
Estamos en el primer plano en nuestras vidas. ¡Esta es la maravillosa oportunidad de estar en la mitad de nuestra vida!
¡Este es el regalo de nuestras hormonas!
Así que… ¿Qué me dices de ti?, ¿De que se han cansado tus hormonas?, ¿Qué están tratando de decirte?
Me encantaría saber de ti, así que no dudes en enviarme un correo a natalie@nataliematushenko.com.
¡Feliz Martes!
Natalie