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Como sané mis relaciones familiares (y como tu también puedes)
Las relaciones pueden ser difíciles.
A menudo esto se nos hace más presente cuando se acercan las fiestas.
No importa que fiestas celebres, generalmente te reúnes con familia y amigos. Deseas tanto que sea la versión idílica de las fiestas que tienes en tu cabeza, pero lo más probable es que haya tensión, viejos resentimientos, emociones difíciles de manejar.
Yo tuve una niñez difícil y traumática, seguida por muchos años de visitas y reuniones familiares dolorosas.
Así que lo entiendo.
Por eso me emocioné tanto cuando me di cuenta que la última visita de mis padres en Octubre fue no solo maravillosa, sino que además estoy muy emocionada de verlos para las fiestas este mes.
He recorrido un largo camino.
Hemos recorrido un largo camino como familia.
Cuando reflexiono sobre cómo convertimos todo ese dolor en amor, compasión y diversión, pienso que todo se reduce al hecho de que tomé responsabilidad por mi dolor y lo sané.
Seguro, hubiese podido mantenerme en un «modo victima» y culpar a mis padres por todo lo que salió mal en mi niñez. Y a decir verdad, lo hice durante muchos años. Me tomó muchos años de terapia entender y sanar. Incluso ahora tengo que trabajar en eso algunas veces.
Sin embargo, en algún punto me dí cuenta de unas cuantas cosas realmente importantes y esto lo cambió todo:
1. Creo que mi alma vino a este mundo a aprender las lecciones que necesitaba aprender, como el amor incondicional hacia mi misma, y eventualmente hacia otros.
Creo que mi alma escogió a mis padres como las personas que me ayudarían a aprender esas lecciones. Así que depende de mi. Puedo sanar y transformar el dolor de mi niñez, aprender estas lecciones y ser libre o quedarme estancada.
Yo escogí ser libre. Escogí transformar el dolor en compasión, hacia mi misma y hacia otros. Escogí ayudar a otros a sanar a través de la sabiduría aprendida de manera dura. Me liberé.
2. Mis padres estaban haciendo lo mejor que podían con el conocimiento y recursos que tenían. Ellos también crecieron altamente traumatizados. Ellos nunca aprendieron las habilidades que necesitaban para tener una dinámica familiar amorosa y saludable. Sin embargo, me aman e intentaron a su manera ser los mejores padres que podían ser. Comencé a sentir compasión.
También, entendí que depende de mi romper el circulo de abusos y trauma que ha estado en mi familia por generaciones y criar a mis hijas de manera diferente. Esto me dió coraje para confrontar mi propio dolor y para transformar esta basura en oro. Mis hijas no han sabido lo que es el trauma y el abuso.
3. La compasión no significa codependencia o falta de límites. Puedo amarlos y puedo entender de donde viene su dolor, pero necesito hacer lo necesario para protegerme emocionalmente y a mis hijas.
Algunas veces eso significa no pasar tiempo juntos como familia (cuando no me sentía lo suficientemente fuerte como para manejar la situación y no lanzar a mi niña interior al abismo).
Algunas veces eso significó limitar el tiempo que pasamos juntos; otras, tener a mi terapeuta o mi sanadora cerca para apoyarme mientras pasaba tiempo con mi familia. Incluso, significo decirle a mi familia que comportamientos toleraría y cuales no y que supieran que estaría dispuesta a abandonar una reunión familiar si los comportamientos inaceptables hacia mi sucedían.
No fue fácil pero todos aprendimos a lo largo de los años y comenzamos a respetar los límites y necesidades de los otros. Las visitas familiares se hicieron cada vez más sencillas y menos dolorosas. Han pasado años desde que la última vez que me estresé ante la sola idea de una reunión familiar.
Y ahora estoy tan emocionada de ver a mis padres y de tener las tres generaciones celebrando las fiestas juntos.
Fue un camino doloroso, pero fue un camino sanador, de descubrimientos personales, coraje y fortaleza.
¡Y valió completamente la pena! Porque no sería la mujer, madre, esposa, amiga y líder que soy hoy, si no hubiera tenido la familia que tengo y si no hubiera vivido las circunstancias que viví.
Mi corazón está lleno de gratitud por todo eso.
¿Y que hay de ti? ¿Que relaciones podrían ayudarte a sanar en estas fiestas?
Como siempre, sabes que amo saber de ti, así que deja un comentario abajo o mantente en contacto.
¡Feliz martes!
Natalie
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